jueves, 3 de marzo de 2016

Ética en la empresa, ética en mi persona, ética en todo

Buscando entender un poco el tema empecemos por comprender el significado, ética es una reflexión de la moral aceptada por la sociedad fundamentada en el bien común, la cual cambia según los escenarios y la época en la que se ve envuelta para poder ser más felices y convivir en paz con nuestros semejantes. Nuestra sociedad juzga decisiones basadas en lo que “moralmente es correcto” o es “éticamente aceptable”, aunque estos conceptos creo que no necesariamente van de la mano.

A lo largo de los años considero que se ha perdido el concepto de la palabra, o bien, cada día es más difícil conservarlo, ya que la idea del bien común ha evolucionado debido al cambio radical en las necesidades de las personas, todo esto nos lleva a una pieza fundamental que el hombre busca a lo largo de su vida: la felicidad. Profundizando un poco, Aristóteles consideraba que la felicidad es la percepción de una persona al buscar la excelencia como ser humano, esto nos lleva a que se debe delimitar la felicidad o bien común entre lo que éticamente es aceptable y lo que éticamente es rechazado.  

En nuestra sociedad la ética tiene fundamentos en la cultura, teniendo como sus principales bases la religión y la familia, partiendo de las experiencias y de la madurez de la persona. Hoy en día, considero que nos vamos más por la parte lógica que por lo sentimental, como lo hacían en el pasado, por ejemplo antes una mujer que daba a luz y estaba en una situación peligrosa, nos íbamos por lo sentimental eligiendo la vida del niño sin importar cualquier otra circunstancia, en estos tiempos en la misma situación se parte del conocimiento del médico y quien corra menos riesgos es quien se vuelve prioritario, poniendo la lógica y el conocimiento como primer punto.

Vayamos un poco a la empresa, es importante tener bien claro el concepto de ética, ya que en varios puestos de trabajo, quizá me atrevería a decir que en todos los puestos, es vital. Compartiré una experiencia, recuerdo cuando estaba en una empresa de concreto a cargo de las compras de mantenimiento, una de mis labores era comprar materiales y servicios, así como de tramitar los pagos de las facturas; tenía un caso particular de un proveedor que era muy bueno en su especialidad, por lo que lo contrataba muy seguido. En una ocasión, llevando mis pagos al día, lo cual no sucedía con las personas anteriores, se confundió e intentó gratificar que sus facturas le fueran pagadas a tiempo.  Recuerdo que estaba en mi escritorio, me llevó un refresco de lata, lo cual me pareció un gesto de cortesía y amabilidad, acto siguiente se despidió de la mano y dejó caer un billete en mi lugar. Y ¡Oh por Dios!, debido a que nunca había recibido ni estado en este tipo de situaciones, caí en un lapsus brutus de unos minutos, una vez que me di cuenta de la situación que estaba ocurriendo, es decir, pasó el lapsus, platiqué con mi jefe tomando dos alternativas la primera es que pusiera las cosas claras con el proveedor dando única oportunidad, o bien, mi jefe tomaría cartas en el asunto vetando al proveedor de la empresa.

Decidí hablar con el proveedor, le comenté que mi deber era hacer los pagos en tiempo y forma, así como dejar claro que la empresa pagaba por hacer mi trabajo correctamente, le regresé su billete y aclaré que era la única oportunidad que tendría para que no volviera a suceder. Quise entender que había querido ser agradecido, pero lo real es que en palabras correctas o fuertes, lo que hizo fue un soborno, hecho que era inaceptable ya que primero que todo tengo ética personal y profesional, las cuales simplemente se tienen o no se tienen.

Aunque los tiempos han evolucionado, creo que deberíamos conservar la frase “Tengo dos cosas seguras en esta vida, la muerte y mi palabra”, en el pasado los pactos o tratos se cerraban con la palabra, hoy en día a veces ni con el contrato firmado. Hemos perdido la ética en todo, por ejemplo, en estos tiempos cuando se despide a un empleado, en la mayoría de las empresas, inmediatamente te acompañan por tus cosas personales a tu escritorio y después a la salida. Me preguntó ante estos momentos, obviamente por algo se empezaron a tomar ciertas acciones, pero ¿realmente somos incapaces de conservar nuestra ética ante todas las circunstancias?

Compartiré un poco de mi experiencia he cambiado tres veces de trabajo, la primera por crecimiento profesional, la segunda por recorte de personal y la tercera por clima laboral, y en todas las ocasiones entregué mi puesto en varios días, nadie revisó mi cajita de cosas personales, a pesar de que en una ocasión aseguré llevarme la engrapadora, confiaron en que no lo haría, ni derramaría café en la computadora, ni me llevaría información o documentos, ni nada por el estilo, saliendo de todas las ocasiones con la cara en alto y dejando las puertas abiertas, siendo esto literal, ya que he regresado a visitar a mis amigos y puedo entrar como siempre libremente, pasando todos los filtros y autorizaciones.

Creo que una persona debe ser ética en todo momento y en todas las situaciones, actualmente en mi trabajo tengo un sentido amplio de responsabilidad y libertad, ya que no tengo un horario estricto mientras cumpla con mis obligaciones y actividades, aplicando en todas las situaciones el bien común.  Es por eso que puedo llegar a la siguiente conclusión, cuando demuestras en tu trabajo día a día ser una persona honorable, íntegra, responsable y honesta, demuestras que por voluntad propia eres una persona con la mejor manera de actuar y comportarse en sociedad, es decir, una persona ética, ya que como bien lo comenté hace unos renglones, la ética se tiene o no se tiene.

LiliRodríguez / 02MAR-16

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